domingo, 16 de febrero de 2014

De bien nacidos...

Llevábamos tiempo dándole vueltas a nuestras cabecitas sobre cómo y de qué manera “devolver” a Castellanos el detallazo que habían tenido con nosotros en Navidad, al regalarnos unas postales muy bonitas que mis niños se llevaron a sus casas y que, dicho sea de paso, les encantaron. Entre las alternativas que planteamos (otras postales, un cuento, un vídeo de agradecimiento, alguna manualidad…) ganó por goleada la de cocinar y elaborar alguna deliciosa receta con nuestras manitas, para pedirles también su opinión sobre nuestras dotes culinarias.

No podía estar más satisfecha con el resultado. Cocinar es una actividad tan completa, atractiva y divertida para los niños, que para los maestros constituye un valioso recurso educativo. Supone además una original manera de favorecer la incorporación de hábitos y conocimientos acerca de la nutrición, la salud y la alimentación, al responder a cuestiones que surgen espontáneamente y que completan sus conocimientos: origen de los alimentos, procesos de elaboración, información relativa a las fechas de consumo… Finalmente, favorece la interdisciplinariedad, permitiendo así trasvasar a la práctica contenidos  curriculares de casi todas las materias (por ejemplo, en las medidas de los ingredientes abordamos el área de matemáticas, en la interpretación de las recetas, la de lengua castellana...). Sin olvidar que, contando con su interés y predisposición hacia la misma, tenemos la mitad del éxito garantizado en el desarrollo de nuestra tarea. 

Entusiasmados, y con ganas de que llegase el día de “cocinar”, barajamos varias alternativas. Al final, en pequerecetas (http://www.pequerecetas.com/receta/pastas-de-te/) encontramos una sencilla receta para elaborar unas galletas de mantequilla que podríamos adornar con fondant de colores, confetti, chocolate… o lo que se nos ocurriese. Cabía también la posibilidad de algún empaquetamiento especial: en cajitas, en paquetes de papel craft, bolsitas de celofán…lo que se nos ocurriese, pues son ya dos cursos juntos, y si algo he aprendido es que en este aula la espontaneidad es parte fundamental de nuestro día a día.

Veréis qué sencilla es la receta:

INGREDIENTES:

  • 170 g mantequilla
  • 100 g azúcar glas
  • 1 pizca de sal
  • 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
  • 2 yemas de huevo
  • 300 g harina

PREPARACIÓN:
Batir la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar glas y la pizca de sal. Añadir la esencia de vainilla y mezclar bien.
Incorporar las yemas de huevo una a una y batir. Añadir la harina tamizada con movimientos envolvente evitando amasar en lo posible. Envolver en papel de film y dejar reposar en la nevera entre 45 minutos y 1 hora.
Precalentar el horno a 200 ºC. Cubrir la superficie de trabajo con harina y extender la masa con un rodillo hasta dejarla de medio centímetro de espesor aproximadamente.
Cortar las galletas con cortapastas; lo ideal es usar un cortapastas circular de 5 cm de diámetro.
Colocar en la bandeja sobre papel de hornear durante  unos 8 ó 9 minutos hasta que los bordes se doren ligeramente. Sacar del horno y dejar enfriar en una rejilla.
Por fin llegó. El día que todos esperaban, el de convertirnos en cocineros y sustituir los libros por la harina y el rodillo. Hecha la compra, limpias las manos, con los útiles preparados para elaborar nuestras galletas, y sin nada que envidiar a Master Chef, nos pusimos manos a la obra (o a la masa, mejor dicho).
Paula, como siempre, ayudando a los compañeros y dando el "visto bueno" antes de empezar a trabajar:
            

Mezclamos los ingredientes (reconozco que más a "ojo" que utilizando medidas) y...¡comenzamos!. Amasa que te amasa, fuimos dando forma a lo que al principio parecía una "pasta" llena de grumos, pegajosa a la que ninguno parecía conseguir "domar":





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Poco a poco, los ingredientes se fueron uniendo y conseguimos una masa homogénea que además (todos la probamos), tenía muy buen sabor.





Una vez conseguida la masa, el siguiente paso era dejar que reposase el tiempo indicado en la nevera. Y nevera no tenemos... pero sí una sala anexa al aula que, precisamente por ser muy fría, era idónea para conservar nuestra elaboración. Y así fue. Pasados aproximadamente 90 minutos, comenzamos a amasar con el rodillo y a cortar con los moldes:



Este es un ejemplo del resultado de nuestra tarea. Ahora, sólo quedaba hornear...y esperar que todo siguiese saliendo tan bien como hasta ahora:



Tener un horno tan pequeño hizo que fuésemos más despacio de lo que al principio creímos, así que al final la tarea se prolongó durante las dos horas que dura nuestro taller. No pasaba nada. Lo importante es que las galletas estuviesen ricas, y tomarnos nuestro tiempo para la decoración. Si teníamos que emplear otro día más...¡bienvenido era!. Toda obra de arte tiene un costoso proceso de elaboración...¿o no?.


La clase entera olía a panadería...¡qué hambre teníamos todos!. Además, al hacer tantas unidades...algunas las reservamos para adornar...y otras para confirmar lo buenas que estaban. Tenían buena pinta...¿o no?


Por último, teníamos que decorarla. Disponíamos de fondant de colores blanco y rojo, perlas comestibles...y alguna sorpresa que les había llevado. Paula, como siempre, se mostró como toda una artistaza en este tipo de tareas:




 Contábamos además, con alguna ayuda que se había marchado al instituto, pero que nos acompaña siempre que puede: Dalia. Su incorporación alegró a unos más que a otros...¿verdad Jony?:



Una vez decoradas las galletas, el resultado fue incluso mejor de lo que esperábamos al principio:




Decidimos empaquetarlas en bolsitas de celofán y adornarlas con un lazo rojo. Al final, las etiquetas que hicimos eran muy grandes, así que no las adjuntamos a los paquetes, pero sí las incluimos en la cajita que les preparamos a los niños de Castellanos. Orgullosos, posan con sus creaciones:











 Este fue el paquetito que preparamos para nuestros amigos de Castellanos. Era una caja de zapatos de un número pequeño que forramos con papel de craft, y a la que añadimos un copo de nieve grande de papel de seda rojo. Finalmente, añadimos una pequeña cuerda con un lazo para sujetarlo. Quedó muy bonito.



 Los niños de Castellanos nos llamaron para confirmarnos que les había gustado mucho nuestro regalo. Sus caras lo dicen todo. Podéis comprobarlo en su blog, http://www.cvaula.blogspot.com.es  Un beso, chicos, y gracias por todo!. ¡Sois geniales!.






2 comentarios:

  1. Buenísimas!!!! mmmm sólo entrar al jardín del cole parecía que estábamos en una pastelería!!! qué bien olía!!!! :)

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  2. La verdad es que salió todo muy bien, (y eso que nos las tenía todas conmigo). Mezclamos los ingredientes midiendo las cantidades "a ojo", teníamos un horno muy pequeño que estuvo funcionando el día entero, no teníamos nevera, y "confiamos" la masa en el cuarto anexo, (que siempre está helado, pero obviamente no como un frigorífico)...y al final...genial!. Estaban muy ilusionados, y realizaron un gran trabajo. Repetiremos!

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