Al
final del verano pasado, oíamos comentar a nuestros padres que nos querían
“quitar” una clase, es decir, hacer una sola aula en lugar de dos (una para
pequeños y otra para los mayores), como hasta ahora. Esto supondría “juntar” en
un solo grupo niños de edades que van desde los 3 hasta los 12 años.
Con
la crisis que sufrimos y los recortes en educación… ese rumor se hizo realidad.
La escuela de Santiz se convertía en unitaria…. ¡Qué lío nos esperaba!.
Al
pensarlo… parecía una tarea imposible… la maestra (o el maestro, porque no
sabíamos quién vendría), por más que se esforzase, no conseguiría emplear el
tiempo necesario para explicar a cada curso los contenidos que “le tocaban”.
¿Cómo podría enseñar “a la vez” a leer y escribir a los niños más pequeños,
enseñar a multiplicar a los de 1º ciclo, a dividir entre 2 cifras a los de 2º y
preparar a los de 6º para el instituto?.
Estábamos
todos deseando ver al nuevo o a la nueva profesora. Unos decían que era un
chico, otros que una chica….unos que joven, otros que mayor… y al final llegó
el día. Era … ¡una chica!, y parecía muy joven, demasiado quizás para el
“tomate” que le esperaba…¿y si le faltaba experiencia y no era capaz de
“hacerse” con la clase?. Iba además con un vestido, tacones, pintada…y nos
pareció… ¿por qué no decirlo?...algo pija.
Además estaba muy seria, y todos pensamos que sería estricta a más no poder. Es
lo que tiene juzgar a la gente por su aspecto físico o por su vestimenta… que
uno suele equivocarse. Porque a lo largo de los días nos fuimos conociendo y
“conectando” con ella.
Cristina es maja y cariñosa, generosa y muy charlatana. Le gusta
contarnos cosas de su vida, porque piensa que pueden sernos útiles en un
futuro. También nos habla de su hijo, Alonso, de 2 años, y nos dice que valoremos
el esfuerzo de nuestros padres, porque ella trabaja mucho para criar a su niño
y que sea grande como nosotros. Nos gusta mucho la confianza que nos da, y
saber que si tenemos algún problema, intentará ayudarnos como pueda. Nosotros,
a cambio, intentamos ser buenos alumnos: los mayores le ayudamos con los
pequeños, y además procurarnos portaros bien y no crear conflictos en clase,
todo lo contrario, intentar solucionar los pequeños enfados que a veces surgen
sobre todo entre los niños de Infantil. Esto nos ha hecho ser muy
independientes, como dice Cristina “autónomos”, pues sabemos trabajar solos
cuando la profe está con otros grupos, y recordarle las dudas que tenemos
cuando nos toca. Aunque, eso sí… a veces no dice que nos organizamos demasiado
por nuestra cuenta…¡es difícil hallar el punto intermedio!
Lo
cierto es que la clase era más tranquila el curso pasado, pero ésta tiene también sus ventajas: hemos
aprendido a convivir todos juntos, a ayudarnos y a ejercer de “tutores” con
nuestros compañeros cuando es necesario. Además, sabemos aceptar
democráticamente las decisiones de grupo y esperar nuestro turno, respetando a
su vez el tiempo de los demás. Lo cierto es que queda aún mucho curso por
delante y esperamos seguir aprendiendo y conviviendo tan bien o mejor que hasta
ahora.
Tenemos
miedo de que acaben cerrando el cole de nuestro pueblo. A nosotros nos gusta
nuestra escuela, y lo que nos gustaría es que la mejorasen (por ejemplo, que
accediésemos a una pizarra digital como muchos coles aunque seamos la localidad
más lejana del C.R.A.), y que en ningún caso la cerrasen. Los niños son vida….¡y
los pueblos también tienen que vivir!.
Dalia y Rebeca (6º)
Paula (5º)
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