Hoy, jueves
20 de febrero, los salmantinos tenemos una nueva cita con la solidaridad. Manos
Unidas nos invita a participar en la 30ª edición de la Operación Bocata, una
iniciativa generosa en la que todos mis santiceños (y yo misma),
independientemente de nuestras convicciones religiosas participamos, en tanto
nos une un sentimiento común que puede venir (o no) de la mano de la Iglesia
Católica: el querer construir (o al menos intentarlo), un mundo más justo.
La zona de
reparto de los bocadillos, como todos los años, se establece en diferentes
sitios de la capital. Gracias a la disponibilidad de los compañeros (en este
caso implicamos a varios profes: Javi de Calzada, Asun de Zamayón y Mayte
especialista de música), a nosotros nos los llevaron al propio pueblo, así que,
más cómodo…¡imposible!.
El precio es
de 3 euros por bocata, y aunque no tuvimos posibilidad de elegir los
ingredientes…era lo de menos. Se trataba de pasar un buen rato juntos, hacer
algo diferente (los momentos que se “salen” de la rutina son un balón de
oxígeno para nosotros y supongo que para todos), y sobre todo aportar nuestro
granito de arena a lo que todos pensamos es un bonito proyecto. Y es que este
año, con la recaudación, Manos Unidas de Salamanca financiará un
proyecto que mejorará las condiciones económicas y sociales de las
comunidades de recolectores de basura de Phom Penh (Camboya), cuyo importe
asciende a 97.551€. Son gentes
que fueron expulsadas del centro de la ciudad hacia el exterior, y que han sido
abandonadas a su suerte por los gobernantes. Es un proyecto que atiende sobre
todo las necesidades de las mujeres y de los niños, ayudándoles a que se labren
un futuro a través de pequeños trabajos, microcréditos y, por supuesto,
formación y educación. En el enlace proporcionado por la página web oficial de
la Institución, nos explican con detalle todo lo relacionado con su
propuesta www.manosunidas.org/web_burgos/XV-operacion-bocata2014.pp
Y así
transcurrió la jornada. Empezamos el recreo un poquito más tarde (tuvimos que
esperar a que Mayte llegase con los bocatas), y se alargó hasta pasada la 1 del mediodía. Entre juego y juego, en el patio y el pabellón, cada uno nos comimos
nuestro bocata, deseando contribuir y solidarizarnos con la
propuesta que nos brinda Manos Unidas. Una propuesta que en mi aula, ha servido
para concienciarnos (al menos hoy), de que la realidad que vivimos no es más
que una imagen incompleta de la misma, y que existe otro mundo mucho más cruel
que ellos, por pura suerte (la de haber nacido en el seno de sus familias), no
sufren. Pero no sería sincera si sólo les enseñara una parte de la historia.
Deben conocerla TODA, al menos para comprender, valorar y
"aprovechar" la suerte que han tenido y que a otros, sin ningún
motivo o razón, el azar les ha negado.
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